Bosque mesófilo de montaña, bosque de niebla, bosque de neblina, bosque húmedo de montaña, nubiselva, selva nublada, entre otros.
Bosque muy variable en composición de especies pero con estructura y clima muy similares. Está dominado por árboles en varios estratos, con abundancia de helechos y epífitas. El follaje del 50% de sus especies de árboles se pierde durante alguna época del año. Comparten lluvias frecuentes, nubosidad, neblina y humedad atmosférica altas durante todo el año. Estos bosques han funcionado como refugios para especies durante los cambios climáticos de los últimos miles de años.
Se distribuyen en zonas muy húmedas. Ocupan el 1% (18, 534 km²) del territorio nacional, en pequeñas porciones de 20 estados, en altitudes entre 600 y 3,100 msnm. Se ubican preferentemente en las partes altas de la Sierra Madre Oriental (Sierra de Juárez), Sierra Norte de Chiapas, Sierra Madre del Sur (Guerrero y Oaxaca) y de Jalisco.
En total son 21 áreas naturales protegidas con 184,484 ha de bosque nublado.
Se han identificado 13 regiones con 44 subregiones en donde existe bosque nublado en México, de las cuales 15 subregiones tienen prioridad crítica, 17 prioridad alta, 10 prioridad media y 3 carecen de información.
La mayor parte del año está inmerso en neblina o nubes bajas, con lluvias abundantes y vientos húmedos en las laderas con influencia del mar (barlovento). La temperatura media anual oscila entre los 12° y los 23°C, aunque en invierno las temperaturas pueden caer por debajo de los 0°C. Crece en terrenos con suelos ácidos profundos o muy someros e inclinados, ricos en materia orgánica y humedad todo el año.
Están compuestos por una mezcla de especies boreales y neotropicales además de otras únicas tanto de origen muy antiguo como reciente, como pinos (Pinus spp.), encinos (Quercus spp.), liquidámbar (Liquidambar spp.), magnolias (Magnolias spp.), caudillo (Oreomunnea mexicana), árbol de las manitas (Chirantodendron pentadactylon) y helechos arborescentes (Cyathea spp.) y una gran cantidad de epífitas (Bromelias, orquídeas, cactos). Se calcula que lo habitan casi 10% de las especies de plantas del país (2,500 especies) de las cuales el 30% son exclusivas de este bosque. De ellas, cerca de 1,300 especies son dicotiledóneas, 700 monocotiledóneas, 500 helechos y 10 gimnospermas, 800 son epífitas. Ahí viven una gran diversidad de ranas y salamandras y especies únicas de aves como el quetzal (Pharomachrus mocinno) y el pavón (Orephasis derbianus), el Colibrí Oaxaqueño (Eupherusa cyanophrys) y el Colibrí Cola Blanca (E. poliocerca), endémicos de México y el colibrí Cola Rayada (E. eximia) del sureste. También viven ahí ratones arborícolas (Habromys delicatulus, y H. schmidlyi) y gran diversidad de ranas y salamandras.
Son los ambientes preferidos para sembrar café, sobre todo el de buena calidad “café de altura”, a la sombra de los árboles del dosel. Los servicios ambientales que prestan en mayor grado son: captura de agua y de carbono, conservación de la biodiversidad y del suelo, formación de abundante materia orgánica, conservación de acervos genéticos, belleza paisajística, filtración de contaminantes del aire, suelo y agua, regulación del clima, mantenimiento de ciclos minerales de gases y agua. Proveen productos forestales como alimentos, medicinas, leña, maderas, fibras naturales y remedios medicinales. También proporciona una serie de atractivos del paisaje como espacios para la recreación.
Las principales amenazas son la tala clandestina, los incendios, los desmontes para agricultura, ganadería, desarrollo urbano y caminos. Su lenta regeneración, la reducción de su distribución y su continua perturbación han ocasionado que sean considerados frágiles, en peligro de extinción y con prioridad de conservación.
Este tipo de bosque posee un alto valor para la conservación biológica con muchas especies de flora y fauna que se encuentran en categorías de riesgo (NOM-059-SEMARNAT-2010).