Selva alta perennifolia o bosque tropical perennifolio. En algunos casos se llega a incluir la selva baja perennifolia como parte de estos ecosistemas. Las selvas se clasifican en altas (de más de 30 metros), medianas (entre 15 y 30 m), o bajas (menos de 15 m) y de acuerdo a la caída de sus hojas se consideran perennifolias (menos del 25% de las especies pierden sus hojas), subperennifolias (25 a 50% de las especies pierden las hojas), subcaducifolias (50 a 75% de las especies pierden las hojas) o caducifolias (más del 75% de las especies pierden sus hojas).
Tipo de selva húmeda | Extensión en km2 | Porcentaje de la superficie del país |
---|---|---|
Selva mediana subperennifolia | 16,298 | 0.83 |
Selva alta perennifolia | 14,184 | 0.72 |
Selva alta subperennifolia | 608 | 0.03 |
Selva baja perennifolia | 424 | 0.02 |
Palmar natural | 115 | 0.01 |
Selva mediana perennifolia | 3 | 0.0001 |
INEGI. 2005a. Conjunto de datos vectoriales de la carta de uso del suelo y vegetación: escala 1:250 000. Serie III (continuo nacional). Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Aguascalientes.
Son las comunidades vegetales más exuberantes del país, están formadas por árboles de hasta 30 m o más de alto, de muy diversas especies y que conservan su follaje todo el año. Además abundan las lianas, epífitas y palmas. Algunos árboles tienen troncos rectos con raíces tubulares con contrafuertes. La mayoría de los árboles tienen hojas grandes y duras. Se distribuyen en climas cálidos y húmedos. Son ecosistemas muy complejos con alta variación de especies de un lugar a otro.
Originalmente ocupaban una extensión de cerca del 9.2% de la República Mexicana que se ha reducido a 4.7% (91, 566 km²). En México se distribuye casi exclusivamente en la vertiente del Atlántico, desde el sur de San Luis Potosí a lo largo de Veracruz hasta Tabasco y en el sur de la Península de Yucatán. Además se encuentra en una angosta franja de la vertiente pacífica de la Sierra Madre de Chiapas, así como áreas de menor tamaño en las faldas bajas de la Sierra Madre del Sur de Oaxaca y Guerrero, por lo general en terrenos por debajo de los 1,200 metros sobre el nivel del mar.
Se distribuye en regiones con lluvia abundante todo el año y temperaturas cálidas por lo que las plantas conservan su follaje. La precipitación promedio es superior a 2,000 mm anuales y la temperatura, siempre mayor a 18°C con poca variación (de 5 a 7 °C). La mayor parte de las selvas húmedas crecen sobre rocas calizas que forman karst por lo que el agua escurre por grietas directamente al subsuelo y los ríos superficiales son muy escasos.
Son los ecosistemas con mayor riqueza de especies. El 99% de sus especies se originaron en el sur del Continente Americano y tienen una distribución amplia.
Las selvas húmedas están dominadas por árboles y palmas de gran cantidad de especies que crecen a diferentes alturas. Las de mayor altura que integran el dosel superan los 30 m de alto, algunas de las más conocidas son caoba (Swietenia macrophylla), ceiba (Ceiba pentandra), cedro rojo (Cedrela odorata), flor de corazón (Talauma mexicana), guapaque (Dialium guianense), jobo (Spondias mombin), molinillo (Quararibea funebris), matapalo (Ficus spp.), mamey zapote (Pouteria sapota), palo de aguacate (Nectandra sinuata), palo mulato (Bursera simaruba), ramón (Brosimum alicastrum), sombrerete (Terminalia amazonia), zapote cabello (Licania platypus) y zapote (Manilkara zapota), el zopo (Guatteria anómala), entre muchas otras.
Sobre ellas se desarrollan numerosas orquídeas, helechos, bromelias, musgos y líquenes. Otros árboles de menor talla que crecen por debajo de los grandes son cacao (Theobroma cacao), guanábana (Annona muricata), rosita de cacao (Quararibea funebris) y palo de hule (Castilla elastica). En los límites de la selva y las orillas de caminos, crecen el chancarro (Cecropia obtusifolia), el corcho (Ochroma pyramidale) y el jonote (Heliocarpus appendiculatus).
Al interior de la selva, la enorme masa de ramas y hojas constituida por el conjunto de árboles mantiene sombreado y húmedo el nivel del suelo. Pocas especies están adaptadas a la sombra, las más comunes son las palmas tepejilote (Chamaedorea tepejilote) y chocho (Astrocaryum mexicanum), ramón colorado (Trophis racemosa), flor del beso (Psychotria elata), platanillo (Heliconia bihai), y una pariente de las nochebuenas (Dalechampia spat), además de varios helechos y algunas gramíneas de hojas anchas.
La selva es el hogar y refugio de gran cantidad de mamíferos, algunos de ellos de hábitos arborícolas como mono araña (Ateles geoffrogyi) y mono aullador (Alouatta palliata), coatí (Nasua narica), hormiguero (Tamandua mexicana), martucha (Potos flavus), mico dorado (Ciclopes didactylus), mapache (Procyon lotor), y otros terrestres como venado temazate (Mazama americana) y venado cola blanca (Odocoileus virginianus), armadillo (Dasypus novemcinctus), jabalí (Pecari tajacu), musaraña (Cryptotis parva), nutria (Lontra longicaudis), tapir (Tapirus bairdii), tepescuintle (Agouti paca) y tlacuache dorado (Caluromys derbianus).
Entre las aves más vistosas destacan el águila solitaria (Harpyhaliaetus solitarius), guacamaya roja (Ara macao), hocofaisán (Crax rubra), pava cojolita (Penelope purpurascens), perico verde (Aratinga holochlora), tucán real (Ramphastos sulfuratus), tucán de collar (Pteroglossus torquatus) y zopilote rey (Sarcoramphus papa). También la habitan reptiles como tortuga casquito (Kinosternon scorpioides), tortuga jicotea (Trachemys scripta), iguana (Iguana iguana), boa (Boa constrictor), víbora mano de piedra (Atropoides nummifer), cascabel (Crotalus durissus) y varias especies de ranas, sapos y salamandras. En los limites con otros ecosistemas vive el cocodrilo de río (Crocodylus acutus).
Además de mamíferos, aves y reptiles, en las selvas húmedas viven una gran diversidad de anfibios, de insectos, particularmente escarabajos, hormigas, mariposas, abejas y otros invertebrados.
Las selvas han sido tradicionalmente fuente de maderas preciosas, leña y diversidad plantas y animales para la subsistencia de comunidades rurales e indígenas. Además son sustento de los procesos de funcionamiento de los ecosistemas incluyendo ciclo de nutrientes y agua, retención y formación de suelos, hábitat de biodiversidad, regulación del clima, erosión y eventos extremos, mantenimiento de la biodiversidad. También desempeñan un papel importante en la regulación de polinizadores, plagas y vectores de enfermedades. Así mismo, la producción de miel depende de múltiples especies de abejas nativas, europeas y africanizadas que visitan más de 100 especies de plantas de las selvas húmedas.
Los principales impactos directos son el cambio de uso de suelo para dedicarlo a agricultura o ganadería y el cambio climático que se prevé que ocasione condiciones más cálidas secas lo cual ocasionaría la ampliación de ecosistemas secos afectando a los húmedos. Otras amenaza más difícil de cuantificar pero evidente es la extracción desmedida de flora y fauna para tráfico ilegal lo cual afecta la capacidad del ecosistema para mantener su funcionamiento y sus servicios ambientales.
De los 255,000 km2 que se estima había originalmente en México, hubo una gran destrucción de este ecosistema durante la década de los 70´s y para 2002 las comunidades primarias se redujeron a 44,000 km2. Los cambios más drásticos ocurrieron en Veracruz, Tabasco, la sierra del sur de Chiapas y la parte norte del estado de Yucatán donde casi la totalidad de la vegetación de selvas húmedas se eliminó para la cría de ganado. Sin embargo también ha habido regeneración ya que cerca de 5,900 km2 anteriormente dedicados a agricultura o ganadería, para 2002 aparecían cubiertas de vegetación secundaria y unos 1,030 km2 incluso tenían comunidades primarias.
Este ecosistema tiene gran valor para la conservación ya que alberga gran cantidad de especies de flora y fauna que se encuentran en categorías de riesgo (NOM-059-SEMARNAT-2010).
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