Muchas personas consideran que no tienen responsabilidad sobre la crisis de la biodiversidad, sin embargo, todos contribuimos mediante nuestros hábitos de consumo cotidianos.
El primer paso es informarte sobre las especies y ecosistemas de México, sobre las causas de la pérdida de la biodiversidad, sobre alternativas para disminuir nuestro impacto. Utiliza nuestro sitio web Biodiversidad mexicana y plataformas como Enciclovida y AverAves. Exige información de los medios de comunicación como periódicos, radio, televisión sobre la situación actual.
Puedes unirte con grupos organizados de la sociedad civil o con organizaciones gubernamentales para apoyar el trabajo de conservación de la naturaleza. Existen cientos de organizaciones que necesitan tus habilidades, tu tiempo o tu apoyo financiero. Encuéntralas en el Directorio mexicano de la conservación (2013) del Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental (FCEA).
Piensa en tus actividades diarias y cómo puedes reducir tu impacto o “huella ecológica” (ver abajo). Millones de mexicanos pueden hacer la diferencia si cada uno es consciente de sus decisiones y acciones. Reduce el uso de energía y de combustibles. Camina. Reduce el uso excesivo de alimentos y otros productos cuya obtención, empaque, transporte distante, refrigeración, etc., tienen un alto impacto (como la carne y los camarones). ¡Sé un consumidor responsable!
No desperdicies energía y materiales al producir. No hagas productos desechables. Incluye el verdadero costo ambiental en tus productos.
Exige a las autoridades que protejan a las especies (mascotas, plantas ornamentales) que se comercian ilegalmente, que detengan el deterioro de nuestras áreas protegidas, y que no permitan actividades con alto impacto en nuestro ambiente (PROFEPA).
El concepto de la huella ecológica se origina en los 90's por el Dr. William Reese en la Universidad de Columbia Británica, Canadá. Proviene de un concepto relacionado en ecología que se conoce como “capacidad de carga”. Se dice que el número de organismos (tamaño poblacional) que puede sostener un ambiente depende de:
El concepto de huella ecológica se inició cambiando la perspectiva del concepto de capacidad de carga al punto de vista del individuo y aplicándola a los seres humanos. ¿Qué área requiere un individuo para satisfacer sus requerimientos? El tipo de consumo que efectúa un individuo se refleja en el tamaño de su huella ecológica.
En 1995 William Reese y su estudiante Mathis Wackernagel publicaron el libro “Nuestra huella ecológica, reduciendo el impacto de los humanos sobre la Tierra” y la organización Global Footrpint Network fue creada por Mathis Wackernagel. La huella ecológica mide la demanda y la oferta de la naturaleza. Por ejemplo, ¿Cuánta superficie requiere una persona, una población, una empresa, un país, o un producto? ¿Qué productos naturales se requieren? Alimentos, fibras, madera, espacio para infraestructura urbana, basura y emisiones. La superficie de la huella ecológica de un individuo puede variar desde menos de una hectárea por persona hasta 8 hectáreas en sociedades desarrolladas.
Actualmente, debido al calentamiento global causado por los gases de invernadero, entre ellos el dióxido de carbono (CO2), se ha popularizado la “huella de carbono”. También se habla de la “huella hídrica” relacionada a procesos y productos que consumen gran cantidad de agua. Ambas son parte de la “huella ecológica”. Se podría hablar también de la huella del fósforo y potasio, dependiendo de qué cantidad de alimentos orgánicos utilizamos versus los que utilizan agroquímicos.