Chile y México poseen una extraordinaria biodiversidad, que se manifiesta en sus variados, complejos y bellos paisajes naturales, la magnitud de la extensión y diversidad de ecosistemas costeros, marinos e insulares, así como terrestres, debido a su orografía, posición y extensión latitudinal, entre otros aspectos, que resultan en una gran diversidad de especies de flora y fauna, muchas de ellas únicas a sus territorios, es decir, endémicas.
Ambos países enfrentan también grandes retos para conservar y restaurar su patrimonio natural y avanzar hacia la sostenibilidad, debido a que diversas actividades humanas han causado distinto grado de deterioro en sus ecosistemas, lo cual probablemente aumente en el futuro debido al cambio climático global proyectado para mediados de este siglo y los impactos que tendrá sobre la biodiversidad.
Para enfrentar los efectos del cambio global se requiere mantener los ecosistemas naturales y recuperar aquellos que se encuentran degradados, así como acciones efectivas para salvaguardar la diversidad de las especies que los componen, incluida su variabilidad genética, componentes necesarios para sostener los procesos y funciones de los ecosistemas que ayudan a incrementar su resiliencia y su capacidad de adaptación. Dichas acciones deben considerar a los sistemas sociales, y en particular la participación de las comunidades locales que dependen directamente de los bienes y servicios ecosistémicos para su bienestar y desarrollo.
El conocimiento científico y el tradicional, el desarrollo de capacidades humanas e institucionales, la coordinación interinstitucional e intersectorial, y la participación de la sociedad civil y el sector académico en actividades y acciones dedicadas al conocimiento para la conservación y restauración ecológica, son indudablemente necesarias para hacer más eficiente y eficaz el manejo sustentable del patrimonio natural de ambos países.
En el marco de la propuesta de ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) de Chile, se identificaron los temas relevantes a abordar y profundizar durante las misiones planeadas.
México compartió experiencias en el desarrollo del Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad y el uso de datos en la toma de decisiones y por distintos usuarios. También compartió experiencias de 20 años en la gestión de áreas naturales protegidas, que cuenta con una amplia participación de comunidades locales, organizaciones de la sociedad civil, además de un estrecho vínculo con otras instituciones gubernamentales del sector ambiental, de otros sectores y de gobiernos locales.
Por su parte, Chile compartió experiencias en la gestión y manejo de recursos pesqueros, la participación privada y de la academia, un actor estratégico en la generación de conocimiento clave para la conservación y restauración ecológica. Compartió además los avances en la consolidación de su Sistema de información y monitoreo de la biodiversidad (SIMBIO).
La CEPAL, contribuyó de manera importante a potenciar el diálogo entre los países y actores centrales, y brindó capacitación en temas de indicadores ambientales en los que tiene una vasta experiencia.
Además, en el proyecto BiBAP se acordaron desarrollar productos estratégicos para la divulgación y una herramienta bioinformática que muestra avances en varios aspectos de la conservación, de manera comparativa y amigable, que se denominó el Barómetro para la conservación de la biodiversidad.
En síntesis, ambos países compartieron experiencias de gestión territorial de sistemas productivos sostenibles y de protección de la biodiversidad que contribuyeron a enriquecer los conocimientos del personal institucional, fortalecer las capacidades, adoptar y adecuar buenas prácticas, conocer oportunidades y lecciones aprendidas, así como divulgar los resultados de esta cooperación sur-sur, que pueden ser de utilidad a otros países de la región de América Latina y el Caribe.
*La presente publicación ha sido elaborada con la asistencia de los Gobiernos de Chile y México. El contenido de la misma es responsabilidad exclusiva del grupo coordinador del proyecto y en ningún caso debe considerarse que refleja los puntos de vista del Gobierno de Chile ni del Gobierno de México así como tampoco de AMEXCID de México ni de AGCI de Chile.