La Estrategia Mesoamericana de Sustentabilidad Ambiental (EMSA) es una propuesta que busca profundizar y diversificar la cooperación regional con la finalidad promover el desarrollo sustentable entre los países de la región mesoamericana: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá.
La EMSA fue aprobada en el 2008 durante la segunda reunión técnica celebrada en la ciudad de Campeche, México, el marco del Plan Puebla Panamá (PPP) y la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), a través de la Declaración de Campeche sobre la Estrategia Mesoamericana de Sustentabilidad Ambiental.
La EMSA es un mecanismo de diálogo político y de cooperación al más alto nivel para afrontar los retos y aprovechar las oportunidades de la agenda ambiental regional e internacional.
Las prioridades y líneas de acción de la EMSA se establecieron en tres áreas estratégicas:
Biodiversidad y bosques
Cambio climático y
Competitividad sostenible
Por su énfasis en estos tres temas relevantes de la agenda ambiental internacional, la EMSA es un marco de cooperación regional que establece las bases para impulsar el crecimiento verde e incluyente en Mesoamérica. Así, la cooperación regional tiene un marco claro para reorientar la economía hacia una senda de crecimiento sostenido y sustentable.
En la I Reunión del Consejo de Ministros de la EMSA, el 28 de abril de 2010 en Panamá, se aprobaron los lineamientos políticos generales del Plan de Acción de la EMSA 2010-2013. El objetivo principal de este Plan de Acción fue implementar la EMSA con el consenso de los países de la región, mediante acciones de cooperación que contribuyan al desarrollo sostenible de Mesoamérica, con 3 objetivos específicos:
Revertir reducción, fragmentación y degradación de ecosistemas para mantener su funcionalidad y su potencial flujo de bienes y servicios ecosistémicos.
Incrementar capacidades de adaptación de forma sostenible y reduciendo la vulnerabilidad de los ecosistemas afectados por el cambio climático.
Fortalecer capacidades para la adopción de instrumentos de gestión ambiental, promoción de la producción y consumo sostenible y ecoeficiente, y mitigación voluntaria del cambio climático.
De las tres áreas estratégias de trabajo, se derivan las siguientes líneas de acción:
Proyecto de fortalecimiento para REDD+
Cambio climático
Gestión ambiental y remediación de sitios contaminados
Incendios forestales
Sequía
En 2013, durante la II Reunión del Consejo de Ministros de la EMSA, el 20 de mayo de 2013 en Ciudad de México, se aprobó el Plan Director del Corredor Biológico Mesoamericano 2020 y se establecieron las siguientes prioridades temáticas:
Durante la III Reunión del Consejo de Ministros de la EMSA, realizada el 11 de julio de 2012 en Panamá, se aprobó el Plan de Acción 2013-2016, el cual definió 12 acciones de cooperación para atender necesidades de la región y asumir compromisos que contribuyeran al cumplimiento de compromisos internacionales.
La IV Reunión del Consejo de Ministros de la EMSA, realzada el 30 de noviembre y 1º de diciembre de 2017, contó con un diálogo sobre perspectivas y alcances del Plan de Acción EMSA 2017-2019 y se revisaron avances en diversos proyectos en la región y los resultados generales de las últimas reuniones de coordinadores nacionales del Corredor Biológico Mesoamericano.
Entre 2002 y 2018, la Coordinación General de Corredores y Recursos Biológicos de CONABIO fue responsable de la implementación del proyecto relativo al Corredor Biológico Mesoamericano - México.
En 2013, a cinco años de su creación, se reactivaron los trabajos de la EMSA con la organización de la Segunda Reunión del Consejo de Ministros de la Estrategia Mesoamericana de Sustentabilidad Ambiental (EMSA), la cual se celebró en la Ciudad de México, México, del 18 al 21 de mayo de 2013. Los principales resultados de este encuentro fueron la aprobación del reglamento de operación de la estructura de la EMSA y su Plan de Acción, así como el Plan Director CB-2020: gestión territorial sostenible en el Corredor Biológico Mesoamericano.
En el marco de esta reunión del Consejo de Ministros de la EMSA, autoridades ambientales de nueve países de Centroamérica, Colombia y República Dominicana, así como representantes de organizaciones ambientales regionales visitaron las instalaciones de la CONABIO con la finalidad de conocer su experiencia en el manejo de información en materia de biodiversidad como apoyo a la toma de decisiones y estrechar los lazos de colaboración en materia de conocimiento, conservación y uso sostenible de la diversidad biológica.
Las autoridades destacaron su interés por desarrollar programas de colaboración con la CONABIO para implementar en sus países mecanismos similares en materia de conocimiento y conservación de la diversidad biológica.
La Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) es el órgano del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), el cual es responsable de la agenda ambiental de Centroamérica. Su objetivo es “contribuir al desarrollo sostenible de la región centroamericana, fortaleciendo el régimen de cooperación e integración para la gestión ambiental”.
La CCAD busca la vía adecuada para hacer compatibles los lineamientos de política y legislación nacionales con las estrategias, a fin de establecer la colaboración entre los países de la región para buscar conjuntamente la adopción de prácticas de desarrollo sostenible.
En diciembre de 1989, los presidentes de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, firmaron el Convenio Constitutivo de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo con el fin de “establecer un régimen regional de cooperación para la utilización óptima y racional de los recursos naturales del área, el control de la contaminación, y el establecimiento del equilibrio ecológico que garantice una mejor calidad de vida a la población centroamericana”.
En 1991 se incorporó Belice y Panamá, y para el año 2005, la República Dominicana se incorporó a la CCAD como organismo asociado.
El 6 de octubre de 1995 tuvo lugar la XVIII Reunión Ordinaria de la CCAD en la ciudad de México en la cual se firmó la Declaración Conjunta México-Centroamérica con el fin de impulsar, consolidar e instrumentar políticas que promuevan el desarrollo sostenible, la conservación y el uso racional de los recursos naturales y la protección del entorno ecológico de la reunión, así como privilegiar la asociación con los países centroamericanos.
El 15 y 16 de febrero de 1996 se llevó a cabo la reunión Cumbre de Tuxtla II en San José, Costa Rica, en el cual los Jefes de Estado de los gobiernos de Centroamérica y México suscribieron un Plan de Acción que establece las acciones de cooperación regional que se habrán de emprender en la región de Centroamérica. En esta reunión México se convirtió en país miembro extra regional de la CCAD, por lo que actualmente, México participa como observador.
A partir de que se firmó la Declaración Conjunta México-Centroamérica, la CONABIO comenzó a participar en algunas de las actividades de la CCAD relacionadas con la diversidad biológica de la región.
Desde el 2007, la CONABIO ha impulsado al Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) como política regional de gestión territorial, y ha aportado gestión y recursos para realizar reuniones con la finalidad de mantener la vinculación entre las formas diversas de institucionalización que adoptó el CBM en los países de Mesoamérica tras la finalización de su operación como proyecto apoyado por el GEF.
Desde 2010, este trabajo se ha realizado en el marco de la Estrategia Mesoamericana de Sustentabilidad Ambiental (EMSA) lo que ha significado iniciar la vinculación también con Colombia y recientemente con República Dominicana.
El Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) surgió como una iniciativa coordinada de políticas de conservación para mantener la conectividad entre los ecosistemas de Norteamérica y los de Sudamérica a través de distintos espacios naturales en el Istmo Centroamericano.
La primera etapa se pactó en 1996, en San José, Costa Rica, durante la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, cuya Declaración determina promover el establecimiento del CBM desde la cordillera neovolcánica de México hasta Panamá.
El CBM operó como proyecto en varios países de Centroamérica y en el ámbito regional de 1997 a 2009, y en México de 2002 a 2009, con el apoyo financiero del GEF, centrándose en fomentar prácticas productivas sostenibles en corredores biológicos para formar con las áreas protegidas una red no interrumpida por las fronteras.
Desde 2008 el CBM forma parte del Estrategia Mesoamericana de Sustentabilidad Ambiental (EMSA), una iniciativa suscrita por los ministros de ambiente de Mesoamérica y coordinada por el Proyecto Mesoamérica y la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD).
En 2010, el CBM se incluyó en una de las 12 líneas de cooperación permanente del Plan de Acción de la EMSA y para dar continuidad a esta iniciativa el Consejo de Ministros de la EMSA aprobó en 2013 el “Plan director CBM-2020. Gestión territorial sostenible en el Corredor Biológico Mesoamericano” que establece las líneas de acción para la cooperación y la gestión de recursos financieros internacionales.
Cabe destacar que entre 2002 y 2018, la CONABIO fungió como Coordinador Nacional del Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) por parte de México, promoviendo la articulación de políticas de conservación y uso sustentable de los recursos en zonas prioritarias para la conservación de la biodiversidad en el sureste de México.
La operación del CBM en México por parte de CONABIO giró en torno a tres componentes: 1) diseño y monitoreo de corredores biológicos (ordenamiento del territorio, evaluación y monitoreo, aplicaciones cartográficas, monitoreo biológico); 2) integración de los corredores biológicos en las políticas públicas; y 3) uso sustentable de la riqueza natural.
Desde 2019, el seguimiento al CBM en México se realiza de manera conjunta entre la Unidad Coordinadora de Asuntos Internacionales (UCAI) de SEMARNAT, en calidad de Coordinador Nacional, con el acompañamiento técnico de CONABIO y CONANP, en calidad de enlaces nacionales, por lo que las tres dependencias participaron en el proceso de elaboración y revisión del Plan Director CBM 2030.
Particularmente, CONABIO y UCAI-SEMARNAT participaron en las reuniones de Enlaces y Coordinadores Nacionales del CBM, haciendo contribuciones puntuales y enviando comentarios para robustecer el Plan Director CBM 2030 y asegurar su pertinencia técnica y política.
La Selva maya es el área de bosque tropical más grande de Mesoamérica, compartida por México, Guatemala y Belice. Esta zona cuenta con aproximadamente 20 ecosistemas en un área de aproximadamente 42,300km2, mismos que son amenazados por actividades humanas como la inmigración de personas, las actividades agrícolas y ganaderas, la tala ilegal de bosques y el tráfico de flora y fauna, así como por la disminución de la superficie forestal, la fragmentación y la sobreexplotación de recursos.
El Proyecto “Fomento del Monitoreo de Biodiversidad y Cambio Climático en la región Selva Maya, surgió a partir de la necesidad de promover la conservación y el uso sustentable de la Selva Maya y de los servicios ecosistémicos que ésta provee. En 2006, la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ) inició acercamientos con la SEMARNAT, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) de Guatemala y el Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Belice. Después de seguir los procedimientos técnicos y diplomáticos correspondientes, en 2013 el gobierno alemán aprobó este proyecto y se inició su diseño.
El objetivo del proyecto fue fomentar el apoyo en la toma de decisiones a nivel político mediante datos de monitoreo regional de biodiversidad que sean confiables y que puedan ser ofrecidos de manera regular para su seguimiento y evaluación.
Este proyecto fue financiado por el Ministerio Alemán de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza, Construcción y Seguridad Nuclear (BMUB), a través de la cooperación alemana (GIZ), y tiene como contrapartes oficiales a la CONABIO en México, el CONAP en Guatemala y el Departamento Forestal en Belice.
Adicionalmente, el proyecto contó con el apoyo institucional de la Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericana (SG-SICA) y de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD). Asimismo, la CONANP fue socio estratégico, particularmente por su experiencia en la implementación del proyecto “Protección y uso sostenible de la Selva Maya” Programa Selva Maya, enfocado en: la conservación de áreas protegidas y diversidad biológica; la planificación del uso de la tierra tomando en cuenta la protección del medio ambiente; las alternativas sostenibles para el aumento de los ingresos de las poblaciones locales; y la gobernanza ambiental a nivel nacional y trinacional en la región de la Selva Maya.
El proyecto también contó con el apoyo de la ONG Wildlife Conservation Society (WCS), misma que ha sido líder en el tema de monitoreo de la biodiversidad en Guatemala desde 1992 y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Adicionalmente, el proyecto promovió la colaboración con actores relevantes para resumir datos, apoyar en el reporte de datos ya existentes y fomentar el apoyo de plataformas externas (eg. Global Forest Watch).
La CONABIO participó en este proyecto mediante el intercambio de experiencias y conocimientos, así como apoyando en la construcción y fortalecimiento de capacidades para el uso de herramientas e información para apoyar la toma de decisiones informada.
El proyecto se implementó durante 5 años y 4 meses, enfocándose en 9 líneas de monitoreo identificadas mediante un ejercicio de mapeo de necesidades de información en la región realizado en marzo de 2017 por las contrapartes en colaboración con tomadores de decisiones relevantes en la Selva Maya. Se priorizaron datos climatológicos; calidad del aire; calidad del agua; reportes y monitoreo espacial en áreas naturales protegidas; sistemas de información geográfica; ciencia ciudadana; aguadas y fauna asociada; guacamaya roja; y parcelas permanentes de monitoreo de árboles. Adicionalmente se contó con dos líneas de monitoreo transversales: manejo de datos y comunicación estratégica e incidencia política.
El 25 de noviembre de 2021 se llevó a cabo el evento de cierre del proyecto, donde se compartieron los logros y resultados, destacando el trabajo coordinado que resultó en informes regionales anuales con recomendaciones puntuales para la toma de decisiones adecuada y oportuna en materia de biodiversidad; la capacitación de brigadistas comunitarios en Calakmul en el uso del Sistema de Alerta Temprana de Incendios; la capacitación de personal del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) de Guatemala en materia de ciencia ciudadana (Naturalista y AverAves); la creación de la Mesa Trinacional de Comunicación de la Selva Maya para promover la valoración, conocimiento, conservación, restauración y uso sustentable de la biodiversidad de la región; el fortalecimiento de capacidades para monitoreo de biodiversidad en áreas naturales protegidas mediante una herramienta de monitoreo de calidad del agua en la Península de Yucatán; la elaboración de un semáforo de salud ambiental de la laguna de Bacalar; y el fortalecimiento de capacidades de las Secretarías de Medio Ambiente de Quintana Roo, Campeche y Yucatán para la instalación y uso de sensores de calidad del aire.