La polinización es la transferencia de granos de polen de la parte masculina de una flor (antera) a la parte femenina (estigma) de otra o de la misma flor. Es un proceso ecológico de gran importancia. El resultado de la transferencia es la fecundación de la planta. El nuevo cigoto formado contiene la carga genética de ambos padres con la que se formarán semillas, frutos y una nueva generación de plantas.
La transferencia de polen puede llevarse a cabo mediante el viento, o el agua, pero en la gran mayoría de las plantas se lleva a cabo a través de animales polinizadores. Mariposas, abejas, colibríes, murciélagos y muchos otros grupos de animales buscan alimento en el néctar y polen de las flores. Al alimentarse, accidentalmente quedan impregnados de polen que transportan a las siguientes flores que visitan. Es así que la polinización resulta benéfica para ambos organismos.
Sin embargo, no todos los visitantes de las flores son polinizadores, algunos se roban el polen o el néctar sin polinizar a la flor.
La flor es el órgano reproductivo de las plantas. La parte femenina es el gineceo (del griego, gynaikos, mujer y oikos, casa), que consta de estigma, estilo y ovario. La parte masculina es el androceo (del griego, andros, hombre y oikos, casa) que está conformado por los estambres, que constan de la antera y el filamento.
Hay una gran variedad de flores y muchas formas de polinización. Algunas plantas (dioicas), como el sauce y el fresno, tienen individuos con flores femeninas e individuos con flores masculinas. Otras plantas (monoicas) tienen individuos con flores de ambos sexos en la misma planta pero las flores femeninas y masculinas están separadas (flores unisexuales) en distintas partes de la planta, como los encinos, ailes, liquidámbar, calabaza y maíz. Unas plantas más tienen flores en donde se encuentran los dos sexos (hermafroditas o bisexuales), como las magnolias, tomates, chiles, cafeto, y manzano.
Es así que puede haber polinización cruzada cuando cuando el transporte de polen sucede entre flores distintas o autopolinización cuando el polen es transferido de la antera al estigma de la misma flor.
Los polinizadores son animales que se alimentan del néctar o polen de las flores y durante sus visitas transportan accidentalmente polen de una flor a otra, permitiendo la reproducción de las plantas y la producción de frutos.
Los polinizadores facilitan la fecundación cruzada de las plantas, y son responsables directos de la producción de frutos en muchas especies. Además el intercambio de polen entre distintas plantas promueve su diversidad genética.
Los polinizadores son esenciales en nuestro ambiente. Abejas, abejorros, mariposas, colibríes y murciélagos nectarívoros, entre otros, al alimentarse de néctar y polen mueven el polen de una flor a otra lo que hace posible su reproducción y por ende la formación de frutos. Los polinizadores son responsables de la reproducción sexual de más del 80% de las plantas vasculares terrestres (IPBES 2016).
De las 316 especies de plantas cultivadas en México 236 son utilizadas como comestibles. De ellas se consumen los frutos o semillas de 171, de las cuales 85% depende en cierta medida de los polinizadores (Ashworth et al. 2009).
Algunas de las especies de plantas que requieren de polinizadores son los frijoles, chiles, calabazas, papaya, girasol, camote, fresas, manzanas, yuca, papas, almendras, arándano, pepino, cebollas, etc...
Desde mediados de la década de 1990 se ha observado una disminución drástica en las poblaciones de polinizadores en Europa y Estados Unidos. Al parecer esta tendencia ocurre a nivel mundial debido al uso indiscriminado de pesticidas en cultivos, por competencia y desplazamiento por especies introducidas, así como transformación de sus hábitats (IPBES 2016). Se estima que cerca de 200 vertebrados y 10 mil insectos polinizadores en el mundo están amenazados (Chambers et al. 2004).
Estrategia Nacional para la Conservación y Uso Sustentable de los Polinizadores ENCUSP