Copales en México

El uso de la resina fue una práctica ampliamente difundida en el México prehispánico, como lo demuestran las impresionantes ofrendas de copal rescatadas del Cenote Sagrado de Chichen Itzá, antigua ciudad Maya en Yucatán, y de la laguna de la Luna, en el Nevado de Toluca en el Estado de México, así como las esculturas de esta resina encontradas en el Templo Mayor de Tenochtitlán en la ciudad de México.

Las cualidades de los copales fueron conocidas y aprovechadas ampliamente por las culturas prehispánicas para usos rituales, ceremoniales, festivos, terapéuticos, medicinales y como aglutinante. Su relevancia logró sobrevivir a la propia Inquisición, utilizándose hasta nuestros días entre numerosos pueblos indígenas y mestizos. Su vigorosa vigencia se refleja en el hecho de que cada lengua y variante que se habla en el país cuenta con una palabra para referirse al copal en alguna de sus formas: árbol, resina o humo, siendo copalli en náhuatl y poom en lenguas mayenses, las más representativas por su amplia distribución.

Los antiguos mexicanos consideraban al copal como un dios protector, lo llamaban ‘Iztacteteo’ que significa “dios blanco”, por el humo blanco que produce cuando se quema. En ofrendas Aztecas y Mayas se ha encontrado copal en forma de pequeñas tortillas o como tamales o granos de maíz, por lo que se piensa que el copal era considerado alimento para los dioses.

De las culturas prehispánicas heredamos objetos ceremoniales y rituales que son parte de nuestro patrimonio arqueológico.

Copal blanco (Bursera bipinnata)

La amplitud geográfica de su distribución sobre la vertiente del Pacífico, desde el suroeste de Chihuahua y oeste de Durango hasta Honduras y El Salvador, explica la gran cantidad de nombres que tiene: copal amargo, amargoso, chino y chino colorado, cimarrón, cristal, negro, santo o de la virgen, copalillo, chichiacle, tetlate, torote blanco, chutama, incienso y jaboncillo.

En el Códice Florentino se describe esta especie, se consigna su uso como base para la elaboración de tintas para escritura y se ubica su origen en las localidades de Cuixco, Tepecuacuilco e Youalla, hoy Iguala, en el estado de Guerrero.

Su resina se usa como incienso y medicamento. Es el copal más usado a lo largo de México y América Central y se comercializa más allá de las áreas donde se produce. En las ferias tradicionales de Xochitepec, Puebla, y Tepalcingo, Morelos, entre otras, cada año antes del día de muertos este copal puro, fragante y exquisito se vende como “copal de penca” para su posterior distribución y comercialización en los mercados del país.

Tomado de: Conabio 2008. Copales, diversidad y cultura. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.


Almárciga (Bursera citronella)

Por su fino aroma es conocida también como xochicopal o lináloe, aunque botánicamente son distintas especies. Es endémica de México. Su distribución incluye las cuencas de los ríos Armería, Coahuayana y Coalcomán en Michoacán, Jalisco y Colima, así como una pequeña población que crece en la cuenca del río Papagayo, en Guerrero. Las poblaciones del Papagayo crecen en peñascos con aridez extrema rodeados de selvas bajas de climas cálidos subhúmedos.

Existen diferencias marcadas entre las poblaciones de B. citronella del oeste y las del Papagayo. La resina de estas últimas es conocida como almárciga y se distinguen como Bursera aff. citronella tomando en cuenta que podrían ser una especie diferente. La recolección de la resina almárciga sólo ha sido registrada en las comunidades de Omitlán y El Tepehuaje, Guerrero.

Se presume que este nombre es una variante de almáciga que es sinónimo de goma o resina. La resina cristalizada se recolecta removiendo la punta de la rama que la produjo luego de ser perforada por un gorgojo, por lo que no se afecta la vitalidad del árbol.

Tomado de: Conabio 2008. Copales, diversidad y cultura. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.


Copal santo (Bursera copallifera)

Esta especie nombra al grupo cuyas especies tienen una distribución amplia. El copal santo se distribuye en selvas secas al norte y sur del Eje Neovolcánico, paisajes en los que hoy predominan cultivos anuales y de temporal que sustituyeron a estos ecosistemas.

Desde tiempos prehispánicos la principal región productora de copal santo ha sido la Mixteca. Su resina es muy pesada y se encuentra entre las más apreciadas. También se le conoce como copal de penca o blanco. En Morelos su corteza hervida se bebe como agua de uso para tratar golpes internos, así como para aliviar los bronquios y hacer limpias.

Tomado de: Conabio 2008. Copales, diversidad y cultura. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.


Copal (Bursera coyucensis)

Arbolito endémico de la depresión occidental del Balsas, en el límite de los estados de Guerrero y Michoacán, donde habita sobre laderas de cerros con suelos someros. Aunque abunda localmente, su distribución geográfica es restringida. Esto ha justificado su protección en la Norma Oficial Mexicana 059 que clasifica el estado de conservación de esta especie como Sujeta a Protección Especial debido a su rareza y a la fragmentación y destrucción de las selvas bajas donde habita.

Tomado de: Conabio 2008. Copales, diversidad y cultura. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.


Copalillo (Bursera glabrifolia)

Sus nombres comunes –copalillo, copal, copal hembra o blanco– sugieren su uso como incienso, pero su resina es pegajosa y rara vez cristaliza. En cambio, su madera se presta para ser tallada: cuando está verde es suave y fácil de trabajar, ya seca es dura, muy ligera y se deja pulir para un buen acabado. Por ello se usa para elaborar las piezas de animales imaginarios llamadas alebrijes, cuyos principales centros artesanales son San Martín Tilcajete, Arrazola y La Unión Tejalapan, en Oaxaca.

Aunque se pueden usar otras especies, el copalillo es la madera preferida por los artesanos. La demanda de madera de copalillo comenzó a crecer a finales de la década de 1960 y alcanzó su auge 20 años después. La explotación redujo su abundancia en torno a los pueblos con mayor producción artesanal.

Tomado de: Conabio 2008. Copales, diversidad y cultura. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.


Linaloe (Bursera linanoe)

Su nombre náhuatl significa literalmente ‘copal florido’, aunque en sentido figurado xochitl (flor) es adjetivo de fino o delicado. Lináloe, el nombre común más difundido en México, proviene del latín lignum, madera, y aloe, aceite.

La referencia taxonómica más antigua de esta especie fue hecha por el botánico mexicano Pablo de la Llave en 1834, quien la nombró Amyris linanoe, que es un género de la familia de los cítricos. Todos estos nombres nos hablan de un aceite esencial de madera con aroma a limón.

Su importancia cultural la revelan las múltiples variaciones para nombrarlo en el uso común: linanoé, inamé, inanué, olinalué, ulinalué y ulinoé. El linaloe tiene una distribución relativamente amplia pero sus requerimientos ecológicos son especiales: suelos derivados de rocas volcánicas con una exposición que les dé cierta protección del sol. Aunque alguna vez fueron abundantes, en ciertas regiones fueron sobreexplotados y hoy quedan pocos árboles. Las plantaciones y la reforestación han sido insuficientes para recuperar las poblaciones.

Tomado de: Conabio 2008. Copales, diversidad y cultura. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.

Actualizado en: 10/05/2021 - 19:09hrs.