Los parientes silvestres, corresponden a aquellos organismos que son genéticamente cercanas a las especies que están domesticadas o en proceso de serlo. Esto incluye tanto a la especie ancestral de donde se domesticaron algunas de sus poblaciones, como a otras especies cercanas (Maxted et al 2013). Por ejemplo, el maíz se domesticó a partir del teocintle Zea mays spp. parviglumis, pero además existen otras especies de Zea que no estuvieron involucradas en la domesticación del maíz. Todos estos teocintles son los parientes silvestres del maíz.
Aunque la variación dentro de un cultivo como el maíz nos parezca sorprendente, esta es sólo un subconjunto de la variación que ya existía hace miles de años dentro de las especies silvestres. De hecho, nuestros cultivos sólo poseen entre el 10 y 80% (dependiendo de la especie) de la variación genética que está en los parientes silvestres de los cuales se originaron (Zhu et al 2007; Hufford et al 2012).
La diversidad genética presente en los parientes silvestres es muy importante, porque estos viven en condiciones naturales y continúan estando bajo la presión de la selección natural. Como consecuencia, su diversidad genética incluye características que las hacen resistentes a la sequía, variación de temperatura extrema y/o a diferentes enfermedades. Estas características pueden transferirse a los cultivos (o a las especies domesticadas) al cruzarlos con sus parientes silvestres, por lo que éstos últimos pueden ser la clave para mejorar la agricultura del futuro. Este tipo de cruzas no son nuevas, por ejemplo, durante los inicios de la domesticación del maíz hace miles de años, el maíz se cruzó con el teocintle Zea mays spp. mexicana, lo que permitió adaptar este cultivo a las zonas altas de México (Hufford et al 2012).
Parientes silvestres del maíz, tomate y calabaza
De cada una de las especies de las que México es centro de origen, domesticación o diversidad genética (maíz, chile, frijol, calabaza y chilacayote, amaranto, tomate verde, vainilla, entre otros), México también posee la distribución natural de sus parientes silvestres. Por ejemplo, en el país se reportan siete especies de teocintle (pariente silvestre del maíz. Sánchez, 2011), 67 especies silvestres de frijol (Delgado-Salinas, et al., 2006), 10 de calabaza y 38 de amaranto. De manera similar, en México existen 281 especies nativas no domesticadas, o al menos no por completo, con potencial forestal (17 especies de coníferas, incluyendo pinos, cuatro de encinos, así como 14 de selvas tropicales y dos hidrófilas), de las cuales 37 sobresalen por su importancia ecológica, económica y social (FAO, 2011). Esta diversidad de parientes silvestres amplía la diversidad genética de los cultivos de México, convirtiéndolos en un recurso de gran importancia para la seguridad alimentaria del planeta.
Proyecto "Salvaguardando los parientes silvestres"
CONABIO. 2020. Los parientes silvestres de cultivos mexicanos https://www.biodiversidad.gob.mx/diversidad/evolucion-bajo-domesticacion/psilvestres-cultivosmx. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Cd. de México. México.
Contenido: Alicia Mastretta-Yanes y Francisca Acevedo