Viví convencido de que el mar es vital para el desarrollo del país debido a su riqueza natural, por eso me dediqué a impulsar su investigación, a formar profesionales en la materia en instituciones como la SEP, el IPN y la UNAM y a promover estrategias de administración racional.
Nací muy cerca del mar, en el puerto de Mazatlán, Sinaloa, y aunque desde muy pequeño nos mudamos a la Ciudad de México mi vida siempre estuvo estrechamente ligada al mar.
Mi pasión por las ciencias del mar comenzó cuando concluí la carrera de biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM (1950) pues casi de inmediato fui invitado a trabajar en PEMEX, donde me dediqué a estudiar un grupo de microorganismos llamados foraminíferos, que viven en los sedimentos del fondo marino, muchos de interés petrolero. Mi tesis de licenciatura la dirigió el Dr. Eduardo Caballero y Caballero y fue publicada por la Asociación de Mexicana de Geólogos Petroleros.
Años más tarde me fui a Estados Unidos para hacer la maestría en Geología y Micropaleontología en la Universidad de Stanford y a tomar cursos especializados en la Universidad de California. En ese periodo, seguí estudiando los foraminíferos, pero ahora de varias regiones del mundo. A mi regreso, hice el doctorado en Biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
En 1957 me casé con Alma Irma López Hernández, maestra normalista, quien fue mi alumna en las clases de Paleontología en la Escuela Norma Superior. Tuvimos tres hijos: Agustín, Alma Irma y Adriana Lilia.
Yo era algo serio, hiperactivo, de ágil memoria, comprometido y tenía una capacidad de organización extraordinaria, características que me llevaron a ocupar distintos cargos administrativos, nacionales como internacionales, desde donde mejoré la infraestructura y las condiciones para la investigación científica en distintas partes del país.
Tuve muchos colegas con los que trabaje como María Elena Caso Muñoz, Gloria Alencaster Ibarra y Eucario López Ochoterena. Me dio clases el Dr. Enrique Rioja Lo Bianco. Y mi amigo el Dr. Álvarez del Villar, me invitó a trabajar en la Comisión de Piscicultura Rural de la Secretaría de Marina.
En la UNAM fui director del Instituto de Biología y del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, así como coordinador de la Investigación Científica. En la UNESCO, representé a México en distintos foros internacionales, algunos de los cuales, condujeron a la aprobación de la Convención del Derecho del Mar, un instrumento jurídico de la mayor importancia para la comunidad internacional de los océanos.
Fui un convencido de que el mar es vital para el desarrollo del país debido a sus muchísimos recursos, por eso me dedique a impulsar mi investigación, a formar profesionales en la materia en instituciones como la SEP, el IPN y la UNAM, así como promover estrategias de administración racional.
Foraminíferos en Kunstformen der Natur (Arte de la Naturaleza), de Ernst Haeckel, 1904. Imagen: Wikipedia
Foraminíferos recientes de la Laguna de Tamiahua, Veracruz, México. Anales del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, UNAM
Soto, L.A. (Ed.) 2003. Agustín Ayala Castañares. Universitario, impulsor de la investigación científica. Instituto de Ciencias del Mar y Limnología. UNAM. México.