Me dediqué a conocer uno de los grupos más diversos de plantas: las leguminosas. Después de orquídeas y margaritas es la familia que tiene más especies.
Nací en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1940. Mi padre fue abogado y economista, subsecretario de la Secretaría de Economía con el presidente Lázaro Cárdenas y Director del Departamento de Asuntos Agrarios durante el Gobierno de Miguel Alemán Valdés (1946-1954). Al igual que el presidente Alemán, él era veracruzano. Fuimos dos hijos en la familia, Isabel mi hermana y yo.
Estudié la licenciatura en biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Mi tesis de licenciatura la dirigió el Dr. Faustino Miranda y fue sobre la vegetación secundaria de la región de Tuxtepec, Oaxaca. Mi trabajo de campo estaba ligado a la iniciativa de la Comisión para el Estudio Ecológico de las Dioscoreas donde también participaban otros estudiantes como José Sarukhán, José Manuel León Cázares, Miguel Ángel Martínez Alfaro, Javier Chavelas, Alfredo Pérez Jiménez y Fernando Chiang.Un año más tarde en 1964 inicié mi primer trabajo como Técnico Académico del Jardín Botánico de la UNAM.
A mediados de los 60s, junto con el Dr. Arturo Gomez Pompa buscamos posibilidades de establecer una Estación Biológica en las selvas tropicales en donde se pudiera llevar investigación a largo plazo. A través de amigos de mi padre nos enteramos que había unos terrenos en la zona de los Tuxtlas que estaban disponibles. Hicimos los trámites necesarios y la Universidad Nacional Autónoma de México pudo adquirir 600 hectáreas que se convirtieron en la Estación de Biología Tropical "Los Tuxtlas", uno de los sitios en donde más hemos aprendido de las selvas tropicales en México.
Hice la maestría y el doctorado en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachussets dedicado de lleno a las Leguminosas, el tema principal de estudio fue la taxonomía del Balché (género Lonchocarpus) y parientes como el palo de aro, o palo gusano, algunos de ellos magníficos árboles de las selvas tropicales. Esta familia realmente me llamaba la atención y a ella me consagré con gran entusiasmo. Al regresar a México ingresé como investigador al Instituto de Biología de la UNAM, donde fui jefe del Herbario Nacional, desde entonces y a la fecha el más grande del país. Durante los 10 años de mi jefatura, triplicamos el número de ejemplares de plantas mexicanas e internacionales de interés a la flora nacional alcanzando 450 mil ejemplares botánicos.
Posteriormente, cuando se inició el proyecto de la Flora Mesoamericana, la colección atrajo más visitantes especialistas dispuestos a curar materiales obtenidos del proyecto. Un herbario sin una biblioteca especializada no puede funcionar, así promoví la adquisición e intercambio de revistas especializadas y de numerosas colecciones importantes como microfichas de tipos de Linneo, Harms, etc.; fotos que yo mismo tomaba en mis visitas a herbarios extranjeros pasaban al acervo, esa era la única forma de repatriación de datos para materiales que no teníamos en el Herbario Nacional de la UNAM.
Otra de mis pasiones fue encontrar la huella de colectores antiguos y forme un acervo de datos históricos de los mismos, unos de los pocos trabajos que publiqué con estas fuentes fueron los Itinerarios de G. Andrieux y Carl Purpus. Asimismo adquirí para el Herbario Nacional la compra o Intercambio de Herbarios históricos como los de los Frailes Lasallistas que colectaron en la Cd. de México, Michoacán y Puebla en los años 1910, asimismo el de Cassiano Conzatti y Huber Kruse entre otros. Sobresale el acervo del Dr. Vázquez del estado de Morelos, acompañado de numerosas imágenes de las plantas en vivo. Opino importante mencionar, que, a mediados de los 1970s, se formó el Instituto Mexicano de plantas Medicinales bajo la dirección del Médico Xavier Lozoya Legorreta, a quien propuse estudiar las leguminosas con propiedades medicinales, despertando su interés en colectar éstas en el campo y crear un herbario de respaldo, que es ahora el Herbario de Plantas Medicinales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), allí sus ejemplares más antiguos son Leguminosas.
Las leguminosas son una familia de plantas extremadamente diversa. Después de las margaritas (Asteraceae) y de las orquídeas (Orquidaceae) son la familia con más especies conocidas y útiles. Se conocen alrededor de 20 mil especies a nivel mundial y sus hábitos de crecimiento son extremadamente variados. Pueden ser hierbas, arbustos, enredaderas, lianas y árboles. Muchas tienen en sus raíces tienen una simbiosis con bacterias que asimilan el nitrógeno de la atmósfera. Entre mis leguminosas favoritas desde mis años en Harvard estaban los árboles del género Lonchocarpus, de los cuales describí muchas especies nuevas. Mi fama con este grupo me llevó a ser uno de los invitados magistrales a la primera conferencia internacional de Leguminosas en los Jardines Reales Botánicos de Kew en 1978. Uno de estos árboles es el balché, del sureste mexicano, del cual los mayas preparaban una exquisita bebida que se utilizaba en las ceremonias sagradas. Otros de mis favoritos fueron los jinicuiles y cacahuananches (género Inga), que se usan como sombras de cafetales desde el sureste mexicano hasta Perú y Bolivia.
Me encantaba salir a explorar las selvas mexicanas y hasta en día de campo, la prensa para ejemplares iba por adelante. Recorrí gran parte del sur y sureste y de Centro América, acompañado de fabulosos estudiantes como Esteban Martínez, José Carmen Soto, Arturo Solís, Edgar Cabrera, Oswaldo Téllez, Alberto Reyes, Alfonso Delgado, Lourdes Rico, Rosaura Grether, entre muchos otros. Este fue un grupo de entusiastas aventureros comprometidos a explorar regiones remotas antes no colectadas, donde además de incrementar el acervo se descubrieron numerosas especies. Esas exploraciones me llevaron a describir alrededor de 150 especies de plantas nuevas para la ciencia.
En 1974 inicié la colección de frutos y semillas del Herbario Nacional, que actualmente tiene más 8,300 ejemplares. De 1975 a 1985 regresé como Jefe del Herbario Nacional del Instituto de Biología, el más grande de México. Durante esos años me involucré en el gran proyecto "Flora Mesoamericana" impulsado por el botánico Peter H. Raven, director del Jardín Botánico de Missouri. A la fecha se han publicado cinco volúmenes con alrededor de 8186 especies. Más adelante volví a tener a cargo la Jefatura del Herbario de 1994 a 2003 y pasamos el millón de ejemplares.
Mis primeras nupcias fueron con Magdalena Peña Muñoz (1939-2012), quien era una gran especialista en orquídeas y discípula de Gloria Alencaster y de Efraím Hernández Xolocotzi. Con ella tuvimos tres hijos varones: Mario, Raúl y Leonardo. Más tarde me casé en segundas nupcias con la botánica Gloria Andrade Murguía (1949- ) y tuvimos dos hijas: Gloria y María Luisa.
Desde joven fui miembro de la Sociedad Botánica de México y durante muchos años editor en jefe de la revista de la Sociedad, en ese entonces Boletín de la Sociedad Botánica. Algunas de las tesis a mi cargo recibieron premios o menciones honoríficas en los congresos antes celebrados cada cuatro años. En el XVIII Congreso Mexicano de Botánica recibí de la Sociedad Mexicana de Botánica, el premio al Mérito Botánico y posteriormente el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en 2011. En 2015 cumplí 50 años de Trayectoria Académica en el Instituto de Biología de la UNAM. Fallecí en el lugar donde nací, la Ciudad de México, el 17 de enero de 2017, un mes antes de mi cumpleaños.
Foto: Lonchocarpus Carlos Galindo Leal / Banco de Imágenes CONABIO
Foto: Los Tuxtlas, Veracruz Alejandro Boneta / Banco de Imágenes CONABIO
Grether González, R. 2017. Mario Sousa Sánchez. 1940-2017. Acta Botánica Mexicana 119:25-32
Rico, L. 2023. Comunicación personal.